Zama la película argentina candidata al Oscar y a los premios Goya

La película dirigida por la cineasta Lucrecia Martel fue la elegida por la Academia Artes y las Ciencias Cinematográficas de la Argentina para representar al país en los premios Oscar y al Goya.

“Zama” fue preseleccionada y aspirará a formar parte de la terna en la categoría Mejor Película Extranjera de los Premios Oscar de la Academia de Hollywood y en la categoría Mejor Película Iberoamericana de los Premios Goya de la Academia de Cine de España.

Basada en la novela homónima de Antonio Di Benedetto, la nueva película de la autora de “La ciénaga”, “La niña santa” y “La mujer sin cabeza” se estrenó en el país luego de ser aclamada por crítica internacional.

Protagonizada por Daniel Giménez Cacho, Lola Dueñas, Matheus Nacthergaele y Juan Minujín, entre otros, la película cuenta la historia de Diego de Zama, un funcionario americano de la Corona española, quien espera una carta del Rey que lo aleje del puesto de frontera en el que se encuentra estancado. Su situación es delicada. Debe cuidarse de que nada empañe esa posibilidad. Se ve obligado a aceptar con sumisión cualquier tarea que le ordenen los Gobernadores que se van sucediendo mientras él permanece.

 

ZAMA en la pantalla grande. Di Benedetto cuenta los primeros intentos.

Durante una extensa conferencia pronunciada por Di Benedetto en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, durante la celebración de la Semana de Literatura y Cine Argentinos entre los días 14 y 20 de octubre de 1970, el autor hizo referencia a los iniciales intentos de llevar su novela a la pantalla.

“El primero que se interesó vivamente por Zama fue Román Viñoly Barreto. Una vez que estuvo en Mendoza dijo que se propondría filmarla, reunió todos los elementos para eso, me ilusionó y se fue a Buenos Aires. Pasado un tiempo de carteo, descubrió algo que tiene que ver con el estilo del cine, por eso tiene alguna significación para recordarlo, o las tendencias del cine y hasta el atraso con que llegan a la Argentina. Él desistió –según me explicó una vez– porque iba a ser demasiado costosa esta película. ¿Por qué iba a ser costosa? El me dijo: por el vestuario de época y por la escenografía, y yo lo acepté, porque ignoraba que se podía prescindir de la escenografía, de la reconstrucción de época, lo ignoraba porque yo no había estado nunca en Paraguay, no sabía que se conserva allí la arquitectura que se ha descripto en la novela. Nicolás Sarquis y yo lo hemos descubierto este año, porque en este año hemos viajado por primera vez allí. Yo no sé si Viñoly Barreto lo sabía o no, pero de lo que estoy seguro es de que él pensaba en un cine en que todos los ambientes fueran reconstruidos de manera tradicional. Ese es otro tipo de cine y si ahora –a pesar de que también es bastante caro– es posible o más posible hacerlo es porque la escenografía se va a tomar del natural, es decir una tendencia del cine de salir al aire libre que hace unos doce o quince años cuando se generó este primer proyecto, un director argentino no tomaba en cuenta suficientemente porque otras corrientes del cine no habían penetrado bien aún y se pensaba todavía demasiado en la filmación en galería.

Ese fue el primer fracaso, pero en vista de que no iba a hacer eso me propuso hacer El juicio de Dios y trabajamos juntos en libretos, yo fui a la casa de él, aprendí cosas buenas…

(…)

El último proyecto serio fue de una persona como Sarquis, de Alfredo Mathé. Alfredo Mathé es un muchacho cordobés que hizo cursos de cine y luego filmó varios cortometrajes, entre ellos Fader que ustedes recuerdan, y Todo sol es amargo, un largometraje. El ha estado dos años dedicado al proyecto de Zama, ha tenido que desistir por falta de respaldo financiero, no ha podido conseguir nunca los capitales y cuando apareció Nicolás Sarquis fue necesario un acuerdo con él porque yo le había cedido los derechos. El proyecto de Sarquis está muy madurado y aunque hay producción, todavía falta una integración total de capitales suficientes para que se pueda realizar; esto ha hecho que tanto Mathé como ahora Sarquis, teniendo en cuenta que no se puede reunir todo lo que hace falta, piensan en El juicio de Dios, lo toman como una posibilidad secundaria porque tienen en vista otra, pero luego la abandonan, y al final me parece que vamos a hacer un cortometraje. Esto lo digo en respaldo del argumento de que acá hacen falta productores reales, no para el caso estrictamente de la película que a mí me interesa, sino de tantas cosas que pienso que se debían hacer, incluso de la literatura tradicional argentina.”